Pocas son las grandes expediciones que han suscitado en el hombre una necesidad de superación extrema. Como en la vida, la historia de la humanidad ha presentado oportunidades de lucha con nuestro ser más profundo, con la esencia misma que nos define como humanos. Algunos elegidos, provistos de un espíritu más fuerte que la media, decidieron hacer lo que nadie más podía: decidieron cruzar aquellas fronteras que, además de no haber sido nunca traspasadas, se daban por imposibles.
Los exploradores
Este fue el caso de Edmund Hillary, un explorador y aventurero como pocos. Logró alcanzar, siendo el primer hombre en hacerlo, el polo norte y el polo sur por tierra y, por lo que pasaría a la historia de la exploración, fue el primer hombre en coronar la cima del monte Everest, el techo del mundo.
Nacido en Nueva Zelanda en 1919, empezó a interesarse por el alpinismo desde muy joven, en un país que le proporcionó las condiciones que lo convertirían en la persona idónea para conseguir el reto que la humanidad perseguía desde hacía casi 30 años. Sería en 1951, tras la segunda guerra mundial, en la que participó como piloto de altura de hidroaviones, el momento en que Hillary pasaría a formar parte de la expedición británica de reconocimiento del monte Everest, a modo de preparación de la ascensión que se llevaría a cabo dos años después.



No obstante, no es esta una historia de individualidad, sino también de compañerismo y amistad. El logro de Hillary fue compartido con Tenzing Norgay, el sherpa nepalí con el que formaría el equipo que finalmente coronaría la última frontera del Himalaya.
La primera conquista del cielo
Finalmente, tras un intento fallido por parte Bourdillon y Evans, otros dos miembros del equipo, tres días después, el 29 de Mayo de 1953 a las 11.30 horas, Edmund Hillary y Tenzing Norgay coronaban la cúspide del mundo, convirtiéndose en los dos primeros hombres en lograr la hazaña.
«Para un montañero no tiene mucha importancia quién puso el pie en primer lugar. Muchas veces el que ha hecho el mayor esfuerzo en la escalada da un paso atrás y deja que su compañero tome la cima primero»
Edmund P. Hillary
A su descenso se generó un fuerte revuelo para que desvelaran quien de los dos escaladores había sido el primero en pisar la cima. En una muestra de respeto propio, y en palabras del propio Hillary, decidieron no desvelar tal hecho: “para un montañero no tiene mucha importancia quién puso el pie en primer lugar. Muchas veces el que ha hecho el mayor esfuerzo en la escalada da un paso atrás y deja que su compañero tome la cima primero”. Años después, Tenzing desvelaría en su autobiografía que fue Hillary el primero en coronar la cumbre última, la cima más alta a la que un alpinista puede aspirar.