Introducción al hinduísmo
La religión autóctona de la India es conocida como brahmanismo o hinduismo, dos conceptos que aunque se usan como sinónimos, tienen origen diferente: brahmanismo deriva de las castas sacerdotales indias, los brahmanes, y normalmente se refiere a los hindúes que reconocen a los brahmanes y sus enseñanzas como religión propia. Por el contrario, hinduismo es una denominación extranjera introducida por los musulmanes que entraron en la India, a partir del nombre del río Indo, para denominar a los indios que no eran musulmanes. Las referencias al brahmanismo se remontan a 1000 años antes de Cristo, surgida del momento en que los brahmanes se establecieron como guías, mientras que el término hinduismo puede llevarse hasta la religión antigua de la India, basada en la veneración a la naturaleza y que más tarde fue adaptada y reconstruida por los brahmanes.
Características del hinduísmo
Uno de los aspectos más curiosos de esta religión es su adaptación a través del tiempo. No se trata de una religión basada en un individuo y sus enseñanzas o en unas escrituras, sino que se fundamenta en la continua evolución desde sus orígenes hasta el presente. Por ello, los hindúes la denominan sanatana-dharma, la religión eterna, pues es normal que en todos los tiempos aparezcan sabios y nuevas formas de predicar con las enseñanzas. Esta continuidad del tiempo puede verse reflejado también en sus creencias: los hindúes tienen una concepción de un mundo eterno que constantemente se renueva, por lo que no existe ninguna personalidad central, abrazando así diferentes formas de pensamiento y culto.
La fe en esta tradición gira alrededor de determinados conceptos:
– La representación terrenal de esta unidad y orden mediante las castas, que organizan la sociedad, divididas por niveles de pureza y jerárquicamente estrictas.
– La aceptación del cosmos como una unidad ordenada y regida por una ley universal, el dharma.
– La aceptación de los periodos cósmicos y de las kalpas, eras mundiales, con sus diferentes periodos de decadencia y nuevos nacimientos.
– La aceptación de que este orden universal rige también como orden moral.
Orígenes e historia del hinduísmo
A nivel histórico, el hinduismo tiene sus orígenes en una mezcla de las antiguas tradiciones autóctonas de las regiones de la india unida a la religión de los arios. Estos pueblos del norte franquearon, durante el segundo milenio antes de nuestra era, las montañas del noroeste para entrar en la India, trayendo consigo un sistema religioso desarrollado. La cultura que existía ya en la región, era de tipo matriarcal, desarrollada socialmente, y con culto a las imágenes de piedras fálicas, así como a símbolos religiosos como la cruz gamada, como un símbolo del sol. De igual manera, proviene de esta antigua cultura la veneración de los animales sagrados. Después de que los arios y su fe, basada en la veneración a dioses distintos, penetraran en la India, también se empezaron a formular las bases del hinduismo, recogidas en el Rigveda, donde se describe a los dioses básicamente como fuerzas de la naturaleza. Poco a poco, los arios fueron penetrando en toda la región, sometiendo a la población mediante la introducción del sistema de castas: los arios formaban las tres castas superiores, mientras que los indígenas y sus descendientes pertenecieron a los sudras¸ el cuarto y más bajo estamento. Los brahmanes, por su parte, fueron adquirieron cada vez más influencia, debido a su pretensión de que los mismos dioses debían someterse a su ciencia, además de poder ser influidos por los sacerdotes. Este monopolio de la ciencia y de la realización de todos los actos de culto, se ha conservado hasta hoy en día.
A partir del siglo I antes de nuestra era, podemos definir ya el periodo clásico del hinduismo, cuando se configuraron los rasgos principales de la religión, y cuando experimento su florecimiento y expansión más elevados. Esta expansión se debió también a la lengua sánscrita, una lengua artificial de eruditos, utilizada casi únicamente para fines religiosos. La palabra sanskrita significa “compuesto de manera artificial”, y se distingue claramente de la lengua india popular, el prakrita. Fue también en este momento cuando se configuraron los nuevos dioses: Brahma, Visnú y Shiva, en la cabeza del panteón indio, para los cuales se edificaron templos donde se colocaron estatuas y donde se postraban ofrendas de comida, bebida y flores, así como nuevos actos de culto.
A partir del silgo IV antes de nuestra era, la expansión del budismo hizo que el hinduismo estuviese en una posición defensiva, gracias a la orientación de la nueva doctrina hacia el este. Esto causó que el hinduismo experimentara un claro incremento dentro del territorio indio, aunque no fue reconocida como religión oficial hasta el siglo IV de nuestra era. Una vez lograda esta hegemonía aparecería una nueva amenaza, el islam, el cual consigue conquistar el norte de la india de modo permanente desde el siglo VIII. La incursión de esta religión monoteísta hizo que aparecieran tendencias de este tipo dentro del seno del hinduismo, surgiendo sectas de Visnú y Shiva, las cuales intentaron instaurar esta corriente dentro de la religión india. Dentro de este mismo contexto también surgió la comunidad de los sikhs, en lo que es hoy el Penjab, considerada una comunidad religiosa independiente. Están basado en un estricto monoteísmo y una veneración a los diez gurús religiosos, el resultado de una mezcla de elementos hindúes e islámicos. Los miembros de esta comunidad se reconocen por su vestimenta y peinado, además de que añaden a su nombre la palabra “Singh” – león.
Otra de las etapas importantes de la historia india, y en consecuencia también para el hinduismo, fue la época de dominación británica. Los ingleses intervinieron de manera directa la política de la India, y cada vez con más fuerza: se comprometieron con una gran parte de los señores locales y en 1857 derribaron la soberanía de los mongoles. En 1877 la reina Victoria de Inglaterra tomó el título de emperatriz de la India. A causa de los pactos con las clases altas del país, el inglés se hizo una lengua más en la región, pero también tuvo una contrapartida, y es que surgieron entre los hindúes cultivados numerosos intensos por reformar el hinduismo. En contraposición con los progresos técnicos y las modernas filosofías europeas, estos reformadores intentaron declarar a otras religiones compatibles con el hinduismo, que ya no tenía que ser una religión exclusiva sino que tenía que dejar lugar a la veneración de todos los profetas y fundadores de las diferentes religiones del mundo.
El hinduísmo en nuestros días
Los años siguientes se caracterizaron por la lucha de muchos hindúes, y también musulmanes por la independencia de la India, que finalmente sería otorgada por los británicos en 1947. Está unión se ejemplifica en la bandera del Congreso Nacional hindú, representada por el color rojo azafrán (hindú), verde (musulmán) y blanco (en representación de los cristianos, judíos y otras religiones). También fue la época de los grandes cambios en la región por motivos religiosos: en el mismo año 1947, se separaría el estado de Pakistán, como un estado puramente musulmán. Otro de los ejemplos de esta división fue el asesinato en 1948 de Mahatma Gandhi, por un fanático religioso hindú que consideraba la tolerancia de Gandhi como una traición a la religión.
Los años siguientes, Jawaharlal Pandit Nehru, que había impulsado el movimiento de independencia junto a Gandhi, dirigió la India con un corte socialista moderado, dentro del conjunto de los países no alineados. Los grandes problemas sociales del país llevaron cada vez más a que surgieran conflictos religiosos y sociales. Esto comportó que hasta el día de hoy la situación de paz, tanto política como religiosa, dentro de la india, sea más bien frágil, la cual requiere una actitud cautelosa por parte de las administraciones y de los responsables.
Dios no ha creado fronteras. Mi objetivo es la amistad con el mundo entero.
Mahatma Gandhi