MACHU PICCHU, EL ÚLTIMO TESORO INCA.
«Nos vamos a viaje a Perú para conocer las ruinas incas más importantes de todo el continente: Machu Picchu«















Nuestro viaje de hoy nos lleva, de nuevo, a uno de esos lugares míticos en el imaginario viajero. Y es que, las ruinas de Machu Picchu son, posiblemente, no solo el lugar más conocido de Perú, sino quizá de toda Sudamérica.
Esta antigua ciudad inca es uno de los tesoros arqueológicos más importantes del mundo, y en consecuencia es considerada como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno. En este viaje de hoy vamos a hacer un recorrido, no solo por el recinto arqueológico, sino por toda la historia inca. Es imprescindible entender como vivían esta antigua civilización para ubicarnos en la maravilla que es visitar Machu Picchu.
Así que, como siempre, empecemos por el principio.
Historia de Machu Picchu
Aunque hay indicios de asentamientos anteriores en la región, la ciudad de Machu Picchu fue construida a mediados del siglo XV d.C, durante el auge del imperio inca, bajo el gobierno de Pachacuti Inca Yupanqui. Esta construcción se dio en un periodo de conquistas incas, y se cree que el lugar, impresionó tanto al inca, que decidió construir un centro administrativo-ceremonial aquí.
Machu Picchu, significa ‘Montaña Vieja’ en quechua.
Hay mucha leyenda alrededor de la ciudad, y en ocasiones se la ha llamado la “ciudad perdida”. Nada más lejos de la realidad. La ciudad estaba dentro de la intrincada red de comunicaciones del conocido como camino inca. La red del Camino Inca permitía el comercio, la movilización militar, el transporte de bienes y personas, y también facilitaba la difusión de la cultura y la religión incaica. Además, las rutas a menudo incluían tambos o estaciones de descanso, donde los viajeros podían descansar y reponerse.
¿Qué significa esto? Pues que muchas veces la leyenda y los mitos se mezclan con la realidad en el imaginario colectivo. Algo muy común entre los viajeros (y también los amantes de la historia).



Función de Machu Picchu
Respecto a su funcionamiento, la ubicación de la ciudad en lo alto de la cordillera de los Andes sugiere que tenía un significado religioso, siendo un lugar cercano a los dioses. Los diversos templos, incluyendo el Templo del Sol y el Intihuatana, nos dan pistas de su papel como un lugare de rituales y observación astronómica. La presencia de numerosas viviendas y terrazas agrícolas también sugiere que sustentaba una comunidad dedicada a la agricultura y tal vez a la servidumbre de la élite inca.
Algo importante a entender es que se trataba de lo que los incas llamaban Llacta. Una llacta era un tipo de asentamiento donde la mayoría de la población era itinerante, y solo vivían aquí por temporadas antes de ser reemplazados. Al ser un cetro administrativo y religioso aquí residía una elite concreta, dedicada a diferentes funciones, como hemos dicho, tanto políticas como religiosas. Sin embargo, la manutención y construcción de lugar, requería de mano de obra para su funcionamiento. ¿Como cubrían los incas estas funciones? Por un lado con la llamada mita, un impuesto que consistía en trabajos para el estado (trabajos agrícolas, construcción de caminos, etc…). Por el otro con trabajos forzados por parte de las poblaciones sometidas durante las conquistas incas.
Pero como toda historia, esta también tiene su fin.
El (no) olvido y el (no) re-descubrimiento de las ruinas
Ahora me tocaría decir que, tras la conquista española, el sometimiento inca y el abandono de la ciudad, Machu Picchu fue consumida por la selva y olvidada por el mundo durante siglos. Pero realmente, no fue así.
Nunca se perdió de vista a Machu Picchu, ni tampoco sus ruinas. Si bien es cierto que el lugar fue olvidado por los europeos durante varios siglos, esto no implica que los locales lo hicieran. De hecho, fueron los mismos locales quienes llevaron, a principios del siglo XX.



Este re-descubrimiento de Machu Picchu para el mundo occidental se atribuye a Hiram Bingham, un historiador y explorador estadounidense. En 1911, durante una expedición para buscar la legendaria ciudad perdida de Vilcabamba, Bingham fue llevado a Machu Picchu por un agricultor local (oh sorpresa). Fascinado por lo que encontró, Bingham volvió en 1912 y 1915 para llevar a cabo excavaciones extensas, ahora sí, sacando a la luz el yacimiento que hoy podemos visitar.
Por supuesto, el (no) re-descubrimiento de Machu Picchu generó un gran interés internacional y, con el tiempo, se convirtió en un destino turístico de primer nivel. A pesar de los desafíos de conservación y la preocupación por el impacto del turismo (del que ahora hablaremos), Machu Picchu continúa cautivando a viajeros y viajares de todo el mundo.
Visitar Machu Picchu
Conocida su historia y contexto, vayamos ahora a lo necesario al a visitar Machu Picchu.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que el yacimiento está dividido en dos sectores principales: el urbano y el agrícola, separados por una muralla. En el sector urbano, podréis visitar el Templo del Sol, usado para ceremonias solares, y la Casa del Inca, que se cree que era la residencia del gobernante (el inca). El Intihuatana, conocido también como el «Reloj Solar». Se cree que los incas lo usaban para predecir solsticios y equinoccios. No olvidéis también pasear por las escalinatas y las terrazas que componen el sector agrícola, una herencia de las habilidades agrícolas de los incas.



Sin embargo, como podéis visitar, el lugar es uno de los más visitados, tanto del Perú, como del mundo. Por ello, y con tal de conservar este patrimonio de nuestra especie, el gobierno peruano ha establecido un cupo para su visita. Se permite un máximo de 2500 personas por día para visitar Machu Picchu y, en el caso del camino Inca, solo 500 personas pueden empezar la ruta cada día (hablaremos de él en otra ocasión).
Por lo tanto, si está en vuestra mente la idea de un viaje a Perú y queréis explorar Machu Picchu, pensadlo con tiempo (sobre todo de mayo a septiembre).
Además, para preservar el sitio, se han establecido rutas específicas que los viajeros deben seguir y se prohíbe salirse de ellas. Estas rutas están diseñadas para dispersar las aglomeraciones y minimizar el impacto en las estructuras antiguas. De igual manera, para su visita, se debe de hacer obligatoriamente con un guía oficial. Tristemente, es la única manera que se cumplan las reglas de conservación.
Como siempre, espero que os haya gustado. Si os ha resultado útil o creéis que le puede servir a alguien, podéis compartirlo con vuestros amigos. ¡También, os animo a que os paséis por el podcast de Objetivo Horizonte, para escuchar alguno de los viajes en los nos aventuramos!