MONTE SAINT MICHEL, FRANCIA
«Hoy salimos de viaje a Francia para conocer uno de sus lugares más emblemáticos: el Monte Saint Michel.«
Siempre ha habido nostálgicos de los cuentos de hadas, de la fantasía y los mundos imaginarios de los libros y las películas. Sin embargo, pese a que soy un amante del género, creo que nuestro mundo tiene lugares suficientes mágicos, como para que la exploración de nuestro planeta sea suficiente. Al menos es así en mi caso 🙂
Además, todas estas historias y lugares fantásticos no dejan de estar inspirados en nuestra propia realidad, nuestro propio mundo. El lugar al que viajamos hoy es, sin duda, uno de esos ”lugares que inspiran”.
Emprendemos camino hacia Francia, hacia un lugar donde, como en otros tantos, el tiempo parece haberse congelado. Un lugar de cuento de hadas, de historia y cultura…
Pero, como siempre, empecemos por el principio:
Historia de Saint Michel:
La historia de Monte Saint Michel comienza en el año 708, cuando, según la leyenda, el obispo de Avranches, Aubert, tuvo una visión del Arcángel Miguel que le instaba a construir un santuario en la rocosa isla. La leyenda cuenta que, al principio, Aubert ignoró la visión, pero el Arcángel volvió, esta vez perforando un agujero en el cráneo del obispo con su dedo para remarcar la importancia de la empresa. Finalmente, Aubert obedeció y se construyó el santuario original, dando lugar a la majestuosa abadía que vemos hoy.
Como curiosidad: Dicho agujero aún se puede ver en el cráneo de Saint Aubert que se conserva en la Iglesia de Saint Gervais en Avranches.
La iglesia original fue expandiéndose y en el siglo X, los benedictinos se instalaron en la abadía, transformándola en un importante centro de aprendizaje y espiritualidad.
Durante la Guerra de los Cien Años (siglos XIV-XV), el Monte Saint Michel resistió victorioso a los repetidos asedios ingleses, gracias a sus formidables defensas fortificadas. Esta resistencia durante la guerra convirtió al monte en un símbolo de la identidad nacional francesa.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la abadía fue perdiendo su relevancia espiritual y académica. Ya en la época de la Revolución Francesa, en el siglo XVIII, había muy pocos monjes en la abadía. Además, durante la revolución, la abadía fue cerrada y convertida en una prisión, lo que marcó uno de los períodos más oscuros en su historia.
Avanzamos un poco más, hasta el siglo XIX, cuando empezó un movimiento para preservar y restaurar los monumentos históricos de Francia, y Monte Saint Michel fue reconocido por su significativa importancia histórica y cultural. La prisión fue cerrada, y se inició un proceso de restauración para devolver la abadía a su antigua gloria.
Desde entonces, Monte Saint Michel ha sido una de los lugares más visitados por los viajeros en Francia y ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aunque su papel ha cambiado a lo largo de los siglos, desde un lugar de peregrinación a un centro de aprendizaje, desde una fortaleza a una prisión, y ahora a un monumento histórico, Monte Saint Michel sigue siendo un testamento de la rica y diversa historia de Francia.
Vayamos al lío ahora:
Visitar Saint Michel:
La mejor manera de llegar al Monte Saint Michel es en coche o en autobús desde las ciudades cercanas de Rennes o Caen. Aseguraros de comprobar las mareas antes de hacer planes, ya que la isla se vuelve inaccesible durante las mareas altas. Esto, a mi parecer, le añade un punto de misticismo al lugar, incluso de aventura, por tonto que igual os parezca
Una vez en la isla, podéis comenzar vuestro viaje por la base de la ciudad medieval y ascender poco a poco por sus calles adoquinadas. En cada vuelta, os encontraréis con pequeñas tiendas que venden souvenirs, crepes, galletas y, por supuesto, la famosa sidra de Normandía.
Pero incluso con la sidra, no perdáis de vista vuestro principal objetivo: la Abadía de Monte Saint Michel, arriba, en la cima del monte. Su majestuosidad gótica es realmente imponente. No podéis dejar de visitar la iglesia abacial, el claustro y la asombrosa vista desde la terraza oeste.
Aunque el Monte Saint Michel no es solo su abadía. Podéis explorar los senderos de la bahía durante la marea baja, pero siempre con un guía, ya que las arenas movedizas (no es coña) pueden ser peligrosas. En la marea alta, disfrutad de la espectacular vista del Monte Saint Michel rodeado de agua.
Por la noche, el Monte Saint Michel se ilumina creando un espectáculo que parece sacado (otra vez) de un cuento de hadas. Es el momento perfecto para reflexionar sobre la historia, la belleza y la tranquilidad de este lugar mágico.
Como siempre os digo: estos lugares no son solo un destino turístico, son cápsulas del tiempo, tesoros escondidos entre la arena y el mar. Así que, queridos, poned a prueba vuestro espíritu aventurero y animaros a conocer esta misteriosa isla. Saint Michel os espera con sus brazos abiertos y sus secretos listos para ser descubiertos.
Como siempre, espero que os haya gustado. Si os ha resultado útil o creéis que le puede servir a alguien, podéis compartirlo con vuestros amigos. ¡También, os animo a que os paséis por el pódcast de Objetivo Horizonte, para escuchar alguno de los viajes en los nos aventuramos!