LA ANTIGUA PETRA, JORDANIA
Hoy nos vamos de viaje a Jordania, para conocer un lugar muy especial, una de las maravillas del mundo antiguo: la antigua ciudad de Petra.















De igual manera que alguna vez os he hablado de diferentes “centros del mundo”, creo que también existen ciertos lugares que son especiales para determinada gente. Si sois apasionados del futbol, deberíais visitar alguna vez en la vida el estado de Boca en Buenos Aires, o Wembley en Londres. Si, por el contrario, vuestra pasión son los museos, alguna vez en la vida debéis visitar el Louvre o el Museo de Historia natural inglés. En mi caso, mi debilidad son las culturas antiguas y su herencia (como durante este tiempo habréis descubierto), y una de las paradas obligatorias que tengo en mi cuaderno es conocer la Antigua ciudad de Petra.
Para entender este lugar, como siempre, tenemos que remontarnos en el tiempo. Así que, empecemos por el principio:
Historia de los nabateos y la ciudad
Lo primero que tenemos que entender es que Petra significa, en griego, “piedra”, así de sencillo. Y es que esta antigua ciudad, esculpida en unos acantilados de arenisca, fue el centro del reino nabateo en el siglo VI a.C. Los nabateos fueron una tribu árabe nómada que se estableció en Petra debido a su ubicación estratégica en las rutas comerciales entre la Arabia, Egipto y el Mediterráneo. Fue esta ubicación lo que hizo que el reino prosperara y gozara de las riquezas que les permitieron esculpir Petra.
Durante su apogeo, Petra floreció como una ciudad rica y próspera, y su riqueza provenía en gran parte del comercio de incienso, especias y otras mercancías preciosas. La ciudad albergaba un sofisticado sistema de acueductos y represas para controlar el agua, una característica vital teniendo en cuenta que se encuentra en un paisaje desértico, y un indicativo de la impresionante habilidad técnica de los nabateos.



El paisaje urbano de Petra se caracteriza por monumentos tallados directamente en las paredes de arenisca. Por supuesto, el edificio más famoso es Al-Khazneh, conocido como «El Tesoro de Petra».
Pero como siempre vemos, todo termina acabando. La influencia nabatea comenzó a decaer después de que los romanos anexaron el reino en el año 106 d.C. Siglos después, los terremotos y los cambios en las rutas comerciales contribuyeron a que Petra cayera en el olvido y saliera del mapa. Al menos del occidental, durante muchos siglos.
Tendremos que esperar hasta el siglo XIX, la época dorada de las exploraciones, cuando el explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt redescubrió Petra para el mundo occidental.
Desde entonces, la ciudad ha atraído a arqueólogos y viajeros de todas las partes de mundo. Además fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985. La investigación arqueológica en Petra aún está en curso, y cada nueva excavación nos da más información sobre la vida de los nabateos y la historia de esta asombrosa ciudad esculpida en piedra.
Ahora bien, ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de visitar Petra?
Visitar la antigua ciudad de Petra
Petra es un lugar mágico que necesita ser explorado a fondo y con tranquilidad. No hace falta tener prisa en esta vida. Os recomiendo dedicar al menos dos días para explorarla bien. Podéis comenzar, claro, por la entrada principal y caminar por el Siq, un estrecho y sinuoso cañón que sirve como introducción a la ciudad.
Una vez dentro, no os podéis perder, en primer lugar, «El Tesoro», Al-Khazneh. Este impresionante monumento es una vista para recordar, con su fachada tallada en la piedra rosada que brilla bajo el sol del desierto. Seguramente es la imagen que tenemos todos en mente cuando pensamos en Petra.
También deberéis subir los 800 escalones tallados en piedra hasta el Monasterio, otro monumento espectacular del recinto. El ascenso puede ser un poco cansado (sobre todo cuando hace mucho calor), pero la vista desde la cima es sencillamente brutal. Desde aquí, la vastedad del paisaje desértico se extiende ante vuestros ojos, un lienzo de colores que cambian con el paso de las horas.



Si sois amantes de la historia (como yo), siempre es recomendable visitarla junto con algún guía local para que os sumerja aún más en los misterios de la ciudad. Además, podéis, y debéis, visitar el Museo Nabateo y el Museo Arqueológico de Petra para aprender más sobre la fascinante historia de la ciudad.
Y, finalmente, consejo personal: interactuad con la gente local. Los beduinos son personas amables y acogedoras que pueden ofreceros una visión única de su cultura y su relación con Petra (aunque a veces parezca que solo quieren hacer negocio). No olvidéis tampoco probar el té beduino. Es una deliciosa mezcla de té negro con hierbas y especias, perfecta para descansar después de un día de exploración.
Petra es una ciudad que desafía la imaginación, un lugar donde la historia y la belleza se encuentran en cada rincón. Desde las increíbles estructuras talladas en la roca hasta las impresionantes vistas del desierto. Este es uno de los viajes que hay que hacer una vez en la vida.
Como siempre, espero que os haya gustado. Si os ha resultado útil o creéis que le puede servir a alguien, podéis compartirlo con vuestros amigos. ¡También, os animo a que os paséis por el podcast de Objetivo Horizonte, para escuchar alguno de los viajes en los nos aventuramos!