¿POR QUÉ VIAJAR A KIRGUISTÁN?
«Hablamos de por qué viajar a Kirguistán, un país increíble, es una idea genial, seas del tipo de viajero que seas»
Tengo una debilidad con Kirguistán. No puedo evitarlo. Y hoy quiero hablaros de por qué viajar a Kirguistán es una idea genial. Así de fácil. Y es que tenemos que seguir nuestras pasiones, lo que nos mueve por dentro. A todos nos ha sucedido alguna vez que un lugar nos ha tocado el alma, nos ha cautivado. Esto fue lo que me sucedió a mi con este pequeño país de Asia Central.
Por ello, hoy quiero haceros un repaso de las razones, tanto objetivas como las personales, para que tengas motivos de sobras para viajar a Kirguistán.
Como es costumbre, vamos a empezar con una pequeña introducción, para adentrarnos de lleno en todo lo que Kirguistán puede ofrecer.
Kirguistán, un secreto por explorar
En el corazón de Asia Central, escondido entre cordilleras, lagos de montaña y sus inmensas estepas, se encuentra Kirguistán, un país que, aunque pequeño en tamaño, es gigante tanto en su belleza natural y riqueza cultural.
Pero lo primero que tenemos que tener valorar, y de manera positiva, es que se trata de un destino muy poco explorado. En general, la región de Asia Central nunca ha recibido una gran cantidad de visitantes. Quizá su vecino, Uzbekistán, es el más conocido de todos, y el que más se está poniendo “de moda” últimamente. Pero aun así dista mucho de la popularidad de otras partes del mundo.
Por ello, si nos animamos a viajar a Kirguistán, vamos a encontrar un destino poco o nada masificado.Un lugar donde a veces es difícil encontrarse a otros viajeros. Lo qué en mi opinión, le suma un plus al encanto que el país ya tiene.
La inmensidad de sus paisajes
Pero sin duda, si tenemos que definir este viaje de alguna manera, creo que lo más indicado sería hablar tanto de naturaleza como de sus paisajes. Kirguistán es un viaje para adentrarnos en la inmensidad y el silencio de las grandes cordilleras y las infinitas estepas que conforman el país. Una grandiosidad que en muchas partes del viaje, hace que nos sintamos realmente pequeños.
Rodeado por las grandes cordilleras del Tien Shan y el Pamir, se trata de un destino ideal para los amantes de la montaña, el alpinismo y el senderismo. Estas montañas constantemente presentes en el horizonte conforman un paisaje único. Todo ello, junto a sus valles, praderas y las grandes llanuras de la estepa kirguisa van a hacer que realmente os enamoréis de esta tierra.
Pero no todo son montañas. Si por algo es famoso también Kirguistán es sin duda por sus lagos. Desde el gran Issyk kul, el segundo lago alpino más grande del mundo, conocido como la perla de Asia central, hasta otros más escondidos como el Son Kul, a 3000 metros sobre el nivel del mar, estos mares interiores articulan tanto la orografía como la vida misma del país y sus habitantes. Un lugar donde el tiempo parece detenerse y la naturaleza se convierte en nuestra única compañía.
Todo esto hace que no solo nuestra estancia en los diferentes puntos del país sea brutal, sino incluso los mismos traslados por carretera se convierten en una película en la que admirar el paisaje.
La cultura kirguisa y la vida nómada
Aun así, pese a toda esta grandiosidad, lo que realmente os enamorará de Kirguistán son su cultura y sus gentes.
El país, históricamente, ha sido y sigue siendo, una auténtica encrucijada de culturas, estando influenciado por diferentes civilizaciones, desde los persas y los mongoles, hasta los rusos y los chinos. Y por supuesto, también, por su lugar en la Ruta de la Seda. Esta posición estratégica le dio a esta tierra un papel crucial en el intercambio de objetos, ideas y culturas, dejando una huella inmensa en su patrimonio.
Las caravanas cargadas de sedas, especias y también ideas solían atravesar estos valles, hacia Persia y Mediterráneo, una influencia inmensa que aun es palpable en toda Asia menor. Pero Kirguistán no es solo un espectador pasivo en toda esta historia, sino que su forma de vida y la esencia nómada que lo caracteriza ha resistido y resiste en buena medida el paso del tiempo.
Aún hoy en día, los nómadas de Kirguistán siguen teniendo un papel activo y muy importante en el territorio, guardianes de un patrimonio que defienden la libertad, la movilidad y su respeto y cuidado de la naturaleza. Este pastoreo nómada sigue siendo una práctica muy viva en el país y condiciona la vida cotidiana del Kirguistán. Junto son sus casas tradicionales, las yurtas, que salpican absolutamente todo el territorio kirguiso, una parte de la población sigue llevando una vida itinerante, junto con sus rebaños, adaptándose a las estaciones y buscando buenos pastos.
Y aunque una gran parte de la población hoy en día ya opta por una vida más moderna y asentada, la esencia y el alma de Kirguistán sigue definida por sus valores tradicionales. Sobre todo por su legendaria hospitalidad. Y es que no se trata de simple cortesía, sino que forma una parte integral de la cultura kirguisa. Aquellos que visitan Kirguistán son recibidos no solo como huéspedes. Sino como miembros de la familia, con una generosidad y calidez que os hará entender el espíritu abierto y acogedor de sus gentes.
A tener en cuenta en un viaje a Kirguistán
Si con todo esto os animáis a viajar a Kirguistán, hay algunos puntos y dudas que siempre surgen, y que quiero aclarar también.
Y es que una de las primeras cosas que pensamos, y que tenemos que tener en cuenta si queremos planificar un viaje a Kirguistán es la época del año. Por su ubicación, y por su territorio, como ya hemos visto, lo ideal para visitar Kirguistán es hacerlo entre los meses de mayo y septiembre. ¿Por qué? Pues porque al tratarse de un país tan montañoso, durante el resto del año el clima y la nieve dificultan mucho acceder a todos los puntos. Por ejemplo, el paso hacia el lago Son Kul, una de las joyas del viaje, está cerrado una gran parte del año. Así que si queréis hacer un viaje lo más completo posible lo ideal es aprovechar estos meses de más calor.
Otro de los puntos que preocupa a la gente es el tipo de viaje y su dificultad. Me explicaré. Históricamente, Kirguistán ha estado visitado sobre todo por amantes de la montaña y el alpinismo. Por lo que muchas veces un viaje aquí se relaciona con viajes de Trekking y de escalada. Nada más lejos de la realidad. Como os he dicho, Kirguistán tiene una rica herencia. No solo natural, sino también cultural, por lo que se puede realizar un viaje aquí sea cual sea vuestra motivación. Además de disfrutar de sus paisajes, vais a poder conocer la vida nómada, aprender como se monta una yurta, visitar lugares históricos como la torre de Buraná y los campos de Balbabs, o aprender sobre la herencia soviética que aun conserva el país. Es un viaje adaptable a cualquier tipo de viajero.
Con esto además salto al siguiente punto: la seguridad. Y es que se trata de un país que, como os he dicho, respira tranquilidad en todos los sentidos. Tanto en las ciudades como Bishkek, como el resto del país y las zonas rurales es un país completamente seguro. Tanto si vais a viajar a Kirguistán solos o queréis hacerlo en familia.
Por todo esto, y mucho más, Kirguistán es un destino único para todos aquellos que busquen algo más allá de lo habitual. Se trata de una tierra que nos invita a explorar, a aprender y también a crecer. Un viaje muy personal hacia las raíces del mundo, la naturaleza, y las formas de vida ancestrales.
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