Richard Francis Burton: Una vida de exploración

"Los viajeros, como los poetas, son mayormente una raza ofuscada"

La historia de los descubrimientos está plaga de personajes singulares, individuos que han cambiado la forma que tenemos de ver el mundo. Richard Francis Burton es quizá el estereotipo perfecto de explorador. En su historial cuenta con hazañas como la peregrinación a la Meca de incógnito o el descubrimiento de los grandes lagos de África central.

Antropólogo, explorador, militar, diplomático y escritor… un hombre capaz de hablar más de 25 lenguas diferentes con fluidez, además de traducir obras como las Mil y una noches o el Kamasutra al inglés. Sin duda, se trataba de un personaje pintoresco, cuya cara siempre estuvo marcada por una gran cicatriz, que caracterizaba aun más si cabe su extravagante personalidad. Hoy hablamos de Richard Francis Burton, uno de los grandes exploradores.

Juventud

Nacido en un pequeño pueblo del sur de Inglaterra, la niñez de Burton ya estuvo marcada por la vida del viajero: sus padres se trasladaron a Francia y, más tarde, a varias ciudades de Italia, donde aprendió con mucha facilidad latín, francés e italiano. Se dice también que tuvo una novia gitana, de la que aprendió algo de romaní, lo que podría explicar la velocidad increíble a la que más tarde aprendió hindi y otras lenguas indo asiáticas, ya que éstas provienen de la misma raíz que el romaní.

“Haz lo que tu condición humana te empuje a hacer, no esperes aprobación excepto de ti mismo”

Cursó sus estudios en la universidad de Oxford, donde acabó inclinándose hacia el estudio del árabe, pero también de la cetrería y la esgrima, llegando a ser una de las primeras espadas del imperio británico. Su marcado carácter ya se mostraba en este época pues se dice que desafió a un duelo a un estudiante por haberse burlado de su característico bigote.

Pero pese a su inteligencia, fue constantemente antagonizado por sus profesores y compañeros, sobre todo por su insistencia en poner a prueba los valores victorianos de la época. Esta fama culminó con su participación en una carrera de caballos, algo explícitamente prohibido en la universidad y por lo que finalmente fue expulsado.

Como vemos, ya desde su juventud, Richard Francis Burton empezó a mostrar los rasgos del carácter que más adelante le traerían tantos problemas, el mismo que también lo llevarían a la consecución de sus grandes hazañas.

Richard Francis Burton

Carrera Militar

Tras ser expulsado de la universidad se alistó al ejército, concretamente a la Compañía de las Indias Orientales. Esperaba poder luchar en la primera guerra afgana, pero el conflicto terminó antes de su llegada a la India, por lo que finalmente fue destinado a Bombay. Durante su estancia allí, lejos de ser un militar ejemplar, aprendió hindi, guayaratí y maratí, así como persa y árabe. Profundizó sus estudios en la cultura hindú y participó activamente en rituales y religiones del país. En sus escritos, Burton llegó a afirmar que su maestro hindú le había permitido vestir oficialmente el upavita, o el cordón sagrado, destinado a aquellos que han pasado la ceremonia del upanayana, un rito de iniciación que marca la aceptación del alumno por parte del gurú y la entrada del depositario en una escuela del hinduismo. Sin embargo, esto ha sido negado por algunos autores, pues el rito exige un estudio profundo y continuado del hinduismo, ayuno y afeitarse parcialmente la cabeza, hechos de los que no han quedado constancia.

Pese a todo, queda patente que el interés de Richard Francis Burton por la cultura y religión hindú no fue algo típico entre los soldados de la época, por lo que fue considerado como alguien peculiar entre sus compañeros, hasta el punto que llegaron a ponerle el apodo de «el negro blanco», por sus intentos de mimetizar con los nativos. Otro ejemplo de estas peculiaridades fue el hecho de que tuviera una «gran colección» de monos domesticados, con la intención de poder aprender su lengua, algo que, por supuesto, no logró.

Fue también famoso por su ferocidad, pues otro de sus apodos fue el de «Ruffian Dick», en referencia a:

«su ferocidad demoníaca como luchador y porque había luchado en combate individual con más enemigos que quizás cualquier otro hombre de su tiempo«

Durante esta etapa fue designado también para cartografiar la región del Sindh, en el actual Pakistán, donde aprendió el uso de instrumentos de medición, lo que le resultó muy útil en sus futuras exploraciones. Fue en esta época también cuando empezó a viajar disfrazado: adoptó el alias de Mirza Abdullah y muchas veces consiguió pasar desapercibido entre los nativos, siendo confundido incluso por sus propios compañeros. 

Las Exploraciones de Burton

Viaje a la Meca y Medina

Burton consiguió el permiso de la Royal Geographic Society para explorar la zona de la Meca y realizar el Hajj (la peregrinación a la Meca y Medina). Sus estudios en el Sindh pakistaní, y los 7 años que pasó en la India, lo ayudaron a familiarizarse con el comportamiento y las costumbres musulmanas, haciéndose incluso circuncidar para reducir el riesgo de ser descubierto, siendo este el primer viaje que catapultaría a Richard Francis Burton a la fama.

Richard Francis Burton vestido con los ropajes en su peregrinación a la Meca y Medina

Aunque no fue el primer europeo en lograr la peregrinación, pues Ludovico de Verthema lo consiguió ya en 1504, su viaje es el más famoso y mejor documentado de la época. Durante su aventura adoptó diferentes disfraces, como el de Pashtum (grupo étnico lingüístico propio de Afganistán y Pakistán), para poder justificar cualquier peculiaridad de su acento. Pese a todo, tuvo que demostrar su buena comprensión del ritual islámico así como familiaridad con los minuciosos modales y etiquetas orientales. El viaje resultó ser bastante accidentado, siendo su caravana atacada varias veces por bandidos antes de que acabara con éxito.

El peregrinaje le dio el título de Hajji, y el derecho de llevar el turbante verde, así como el reconocimiento y la fama que lo convirtieron en uno de los grandes exploradores de su tiempo.

La narración de esta expedición fue publicada en 1855, en la obra: The pilgrimage to At-Medinah and Meccah.

Un ejemplo de su dominio del idioma fue que a su regreso al ejército fue examinado como lingüista de árabe. Su examinador, pese a no tener a Burton en demasiada estima escribió: «Después de examinar a Burton, envié una nota en la que elogiaba sus logros y comenté lo absurdo que era que el Comité de Bombay juzgara su competencia lingüística, en la medida en que creo que ninguno de ellos poseía un diezmo del conocimiento de árabe que Burton tenía».

Primer contacto con África Oriental

A la vuelta de este primer viaje fue transferido al departamento político de la Compañía de las Indias Orientales, y se trasladó a la península arábiga, en Adén, para preparar una nueva expedición, apoyada esta vez por la Royal Geographical Society, para explorar el interior de Somalia y donde esperaba descubrir los grandes lagos de los que había oído hablar a los viajeros árabes. Fue en Adén también donde conoció al capitán John Hanning Speke, con quien más tarde realizaría su viaje más famoso.

Realizó su primera expedición a Somalia en solitario, con la misión de asegurar el comercio británico en el Mar Rojo. En esta expedición consiguió entrar en la ciudad de Harar (en la actual Etiopía), donde nunca había entrado ningún europeo: existía una profecía que decía que la ciudad entraría en decadencia el día en que un cristiano fuera admitido en su interior. No sólo consiguió entrar, sino que fue presentado al Emir de la ciudad y estuvo 10 días entre sus muros, donde documentó por primera vez la práctica de la ablación del clítoris en las mujeres.

Más tarde, otro viaje lo llevó de nuevo a Somalia, acompañado esta vez por Speke y otros dos militares (E. Herne y W. Stroyan), además de varios porteadores. Sin embargo la aventura resultó ser un desastre. Al poco de empezar, el grupo fue atacado por una tribu somalí, batalla en la que Stroyan resultó muerto, y Speke capturado y herido, ante de finalmente lograr escapar. Lo más destacado fue que Burton fue herido por una jabalina, que le atravesó la cara de una mejilla a otra. Se vio obligado a escapar con el arma todavía transfigurando su cabeza, una herida que lo caracterizaría y acompañaría hasta el final de sus días. Aun así, logró escapar con la lanza atravesándole la cabeza.

Tras esta expedición fallida, en 1855 de desplazó con el ejército a Crimea, para participar en la guerra como espía, junto con un grupo de guerreros locales, en el que finalmente se produjo un motín y fue desbandado. Tanto los hechos de Somalia, como el motín en la Guerra de Crimea, abrieron investigaciones por parte de las autoridades militares. Pese a que Burton nunca fue inculpado, todos estos hechos no hicieron más que diezmar su popularidad entre las clases dirigentes.

Explorando los Grandes Lagos de Africa central

El descubrimiento del lago Tanganica fue sin duda la más célebre exploración que llevó a Burton y Speke a tener una plaza en la historia de los descubrimientos.

En 1856 la Real Sociedad Geográfica financió una nueva expedición de Burton, que partiría de Zanzíbar para explorar “un mar interior” del que se tenía constancia y que había sido descrito por comerciantes y esclavistas árabes. La misión consistía en explorar el terreno y las tribus de la zona para analizar que exportaciones podrían realizarse. Se esperaba que también la campaña encontrara por fin las fuentes del Nilo, aunque esta meta no se hizo oficial hasta su vuelta, pues si fallaban en este propósito, pese a que el resto de la misión hubiera sido exitosa, se consideraría como un fracaso.

De nuevo partieron Burton y Speke hacia el interior del continente africano, acompañados por varios exploradores, en la que sería, sin duda, una de sus más duras misiones. Ambos fueron víctimas de enfermedades tropicales. Speke quedó ciego y sordo buena parte de la expedición, a causa de una infección causada por el intento de extraerle un escarabajo del oído. Burton también fue víctima de altas fiebres, por lo que la mayor parte del camino tuvo que ser llevado por porteadores.

Finalmente, en febrero de 1858, la expedición llego al Lago Tanganika. Burton quedó impresionado por la inmensidad del lago, pero Speke, debido a que seguía temporalmente ciego, fue incapaz de apreciar la belleza de sus aguas. La medición y topografía del lago fue vagamente descrita, debido a que durante el camino habían sido saqueados en muchas ocasiones. Pese a ello, Burton, como era habitual, ofreció también, a su regreso, información sobre los pueblos y costumbres de aquella zona, así como también de las costumbres sexuales.

Al poco tiempo, Burton calló enfermo de nuevo, lo que le obligó a regresar, mientras que Speke, ya parcialmente recuperado, decidió seguir la exploración por su cuenta, localizando por fin la tan buscada fuente del Nilo: el Lago Victoria. Sin embargo, al no disponer de suministros ni instrumentos adecuados, Speke no pudo inspeccionar el área de manera adecuada, aunque estaba convencido de que se trataba de las fuentes del Nilo.

La controversia del descubrimiento

Tras la expedición, ambos exploradores quedaron en un estado de salud deplorable, por lo que ambos regresaron a Inglaterra, por separado, para exponer sus conclusiones y descubrimientos.

La autoría del descubrimiento fue motivo de disputa entre ambos exploradores: Speke por un lado, tenía muchos menos conocimientos técnicos y lingüísticos que Burton, pero aun así siempre receló de que fuera el líder de la expedición. Burton, por su parte, no perdonó que Speke anunciara el descubrimiento en solitario (pues llegó primero a Inglaterra), y se le relegara a él como un simple acompañante, enfermo durante gran parte del viaje. Además, según Burton, Speke rompió un acuerdo que habían hehco para dar su primer discurso público juntos. Además, Speke ya estaba pidiendo permiso para nuevas expediciones, esta vez sin la participación de Burton.

Servicio diplomático

Richard Francis Burton *

En 1861 Richard Francis Burton ingresó en el Servicio Diplomático como cónsul en la isla de Fernando Po, actualmente en Guinea Ecuatorial. Durante esta etapa, Burton pasó gran parte del tiempo explorando la costa de África Occidental, describiendo algunas de sus experiencias, incluido un viaje por el río Congo hasta las cataratas Yella en su libro «Dos viajes a la tierra de los Gorilas y la Cataratas del Congo».

Tras esta etapa, en 1865 Burton fue transferido a Santos, en Brasil, donde realizó viajes a través de las tierras altas centrales de Brasil, en canoa por el río Sao Francisco, desde su nacimiento hasta las cataratas de Paulo Afonso.

Años más tarde, fue nombrado también cónsul de Damasco, un puesto ideal para alguien con los conocimientos de Burton, tanto de la región como de las costumbres. Sin embargo hizo muchos enemigos durante su tiempo allí, y se las arregló para enemistarse con gran parte de la población judía por asuntos financieros. Durante su etapa allí, él y su esposa se hicieron amigos de Jane Digby, la conocida aventurera. Fue esta una etapa convulsa en la región, con tensiones y mucha agitación entre cristianos, judíos y musulmanes y, pese a que Burton hizo todo lo posible para mantener la paz, fue víctima incluso, según el explorador, de un ataque de cientos de jinetes armados, enviados por el gobernador de Siria. Ante estos hechos, el ilustre explorador escribió:

«Nunca me sentí tan halagado en mi vida como para pensar que se necesitarían trescientos hombres para matarme»

Fue esta la última expedición de Burton, un personaje que durante toda su vida se mostró como controvertido, sobre todo dentro de los estándares de la sociedad victoriana de la época. Pese a ello, la historia lo ha juzgado, no sólo como uno de los grandes exploradores del siglo XIX, sino como un concienciado antropólogo y lingüista, cuyas notas ayudarían a exploraciones posteriores de personajes de la talla de Livingstone o Stanley.

“Aunque ni el Corán ni el Sultán pidan la muerte del judío o el cristiano que traspasen los límites del santuario, nada puede salvar a un europeo descubierto por el populacho o uno que, tras la peregrinación, se ha mostrado a sí mismo como infiel”

R. Francis Burton

Libros recomendados

Os dejo aquí los enlaces a los libros más interesantes de Sir Richard Francis Burton. No solo os voy a dejar algunos de sus libros más famosos, sino también alguno de otros autores que hablan sobre él:

Mi Peregrinación a Medina y a La Meca (Nan-Shan)

De todos sus libros de viajes, es su Relato personal de mi peregrinación a Medina y La Meca (título completo de la obra que aquí se ofrece), el más acabado y complejo de todos, superando ampliamente las habituales características del libro de viajes, para pasar a convertirse en casi una novela.

 

Vagabundeos por el Oeste de África

En Vagabundeos por el Oeste de África, editado en tres tomos, sir Richard F. Burton narra el viaje que realizó desde las costas inglesas hasta el Golfo de Guinea para establecerse como cónsul británico en Santa Isabel, Fernando Poo -hoy Bioko. En este primer volumen. Islas Madeira y Tenerife, describe la travesía desde Liverpool y sus primeras escalas en el Blackland «con el propósito de anotar lo que un viajero pasablemente activo puede ver y hacer en las escasas horas que se lo permitan las paradas del paquebote», a pesar de que, como señala Humboldt, apenas quede nada por decir de la topografía de las islas «debido a la cantidad de viajeros que inician sus aventuras con una descripción de Madeira y Tenerife».  Os dejo aquí los diferentes volúmenes:

El capitán Richard F. Burton (Edward Rice)

Un libro en formato de ensayo que casi podría considerarse una novela, dada la vida del protagonista. Se trata de una obra excelente donde está resumida, no solo sus aventuras, sino también todo lo que movió a Burton en su búsqueda vital. Muy recomendable.

 

 

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Alex Tomboix
Soy Alex Tomboix, asesor de viajes, mente inquieta y apasionado del mundo y sus gentes. En este blog de viajes encontraréis información de los países que visito y en los que organizo viajes.
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