HISTORIA DE LA RUTA DE LA SEDA
«Nos adentramos en el corazón de la Ruta de la Seda para aprender su historia, su influencia así como los países que recorría.»
La ruta de la seda es una de las rutas comerciales más conocidas y más antiguas del mundo. Un viaje desde Asia hasta el Mediterráneo donde las caravanas llevaban consigo seda, especias, té o porcelana. Una ruta que se remonta desde el siglo II a.C hasta nuestros días y que, durante todo este tiempo, ha transformado e influenciado países enteros como China, Persia y toda Asia central, así como los países del Mediterráneo que tenía como destino.
Conceptualmente, creo que es importante entender donde y cuando nos encontramos. Estamos hablando de una ruta completa que recorría más de 6500km por tierra a través de desiertos, altas cordilleras, territorios francamente complicados y más de diez reinos diferentes. Y sin olvidar, claro, que su desarrollo empezó en el siglo II de la pasada era.
Por ello, hoy nos adentramos en el corazón de esta ruta ancestral para aprender su historia, su influencia así como todos los países que podemos visitar hoy para explorarla. Un artículo que me hace especial ilusión.
Así que, como siempre, empecemos por el principio!
Orígenes de la Ruta de la seda
El comercio y el intercambio de bienes, ideas, religiones, e incluso formas de ver el mundo, siempre ha sido una de las características más fascinantes del ser humano. Y es que este intercambio nos ha dado la capacidad de entender la gran diversidad que caracteriza a nuestra especie y a nuestro planeta.
Por ello, hemos viajado. Desde nuestros países o ciudades, hasta territorios muy lejos de nuestro hogar. Para conocer. Y para traer de vuelta con nosotros, toda esta variedad y diferencias que hemos encontrado en otros lugares del mundo.
Los inicios de la ruta de la seda son antiguos. Muy antiguos. Desde el tercer milenio antes de cristo las caravanas comerciales se movían ya por toda la región de Asia Central. Intercambiaban especias, telas, metales preciosos y también jade, muy valorada en China y cuyo origen se encontraba en las minas de lo que hoy es Birmania.
De igual manera, desde la región del valle del Indo, los intercambios comerciales fueron constantes. Se comerciaba con materiales como por ejemplo el lapislázuli, que desde el actual Afganistán, llegaba a lugares tan remotos como Egipto o Mesopotamia. Pero no nos adelantemos.
Y es que la creación de la ruta de la seda ha de entenderse desde dos visiones. La que conectó primero el mediterráneo con toda la región de Asia central. Y también, en el sentido inverso, la que buscó conectar los mismos territorios, pero desde China.
El imperio Persa y el viaje de Alejandro
Uno de los primeros referentes y grandes precursores de estas rutas comerciales fue el Imperio Persa. Bajo el mando de Darío I, se desarrolló una enorme red de carreteras y caminos que facilitaron el intercambio y el transporte dentro de los territorios del imperio. El que se conoció como el Camino Real Persa, recorría más de 2800km desde la ciudad de Susa, en el actual Irán, hasta el puerto de Esmirna en el Mediterráneo. Estas carreteras conectaban también Persia con gran parte de Asia Central y también con la India. Una infraestructura fundamental para las que después serían las primeras rutas de la seda.
Si seguimos avanzando, Alejandro también contribuyó al contacto entre todas estas regiones. Recordemos que en el 329 a.C fundaría la que se conocería como Alejandría Escate, la Alejandría más lejana, en la desembocadura del Valle del Fergana, en el actual Tayikistán. Esta ciudad se convertiría con el tiempo en un punto de paso fundamental para la ruta de la seda. Además, tras su muerte, tanto el Imperio Seléucida como los posteriores reinos greco bactrianos, continuaron creciendo hacia el este y expandiendo sus relaciones comerciales.
Pero sin duda, si tenemos que marcar una fecha y un lugar clave para el desarrollo de la Ruta de la seda, tenemos que viajar hasta el siglo II a.C. Esta vez, en China, durante la dinastía Han.
El viaje de Zhang Qian
Nos encontramos alrededor del 140 a.C en China, un momento de expansión territorial y consolidación del poder de la dinastía Han. En aquella época, los chinos tenían un enemigo claro: las tribus nómadas xiongnu. Se trataba de un conjunto de pueblos nómadas bien estructurados tanto a nivel social como militar, y que atacaban constantemente los territorios de los Han.
En este contexto, el emperador Han Wudi, decidió empezar diferentes campañas militares contra los xiongnu. A la vez, intentaba también buscar relaciones diplomáticas con los reinos del oeste de China para debilitarlos y expandir el control de los Han. Y es en este momento en que entra en escena uno de los grandes viajeros de la historia: Zhang Qian. Por nosotros no es muy conocido, pero tanto por la época como por la distancia que recorrió entra dentro de los grandes viajeros de la historia.
Zhang fue un militar de la corte Han, muy valorado por su lealtad y también por sus capacidades. El emperador, con tal de buscar alianzas para luchar contra los xiognu más allá de sus fronteras occidentales, envío a Zhang en una misión diplomática hacia el oeste. Esperaba poder crear una coalición de fuerzas para debilitar el poder de los xiongnu. Y a la misma vez creaba también una zona segura con reinos aliados.
Sin embargo, el viaje no salió como esperaban. Aunque partió hacia el oeste junto con un grupo de otros hombres, nuestro protagonista fue capturado por los mismos xiongnu, y retenido como prisionero durante más de 10 años. Sin embargo, finalmente, Zhang lograría escapar de sus captores, y fiel a su propósito, continuar su viaje hacia el oeste.
Pese a que no lograría forjar alianzas con los reinos de Asia central, su viaje sirvió para documentar información muy valiosa sobre aquellas regiones. Desde la descripción de las regiones de Fergana, Bactria y Partia, hasta detalles sobre sus economías, culturas y rutas comerciales. Todo ello sentó las bases para que se empezarán a desarrollar rutas comerciales más directas y seguras entre China y el este. El inicio, podríamos decir, de lo que se conoce como la Ruta de la seda propiamente dicha.
Pero, ¿por qué ruta de la SEDA?
Productos de la ruta de la seda
Está claro que por el nombre de esta ruta sabemos que la seda tuvo que tener un papel predominante en todo este negocio. Pero exactamente, ¿por qué tanta fama? ¿Es que no se comerciaba con nada más?
Bien, para empezar tenemos que entender que pese al nombre, en esta ruta comercial se transportaban muchos tipos de mercancía. Desde Oriente se comerciaba con el té, especias, porcelana, piedras preciosas, medicina o perfumes. Esto desde un inicio claro. Entrado ya el primer milenio, además de todo esto, el papel y la pólvora tuvieron también un impacto enorme en occidente. Por su parte, desde Europa y el norte de Africa, llevaban hacia Asia caballos y sillas de montar, pieles, uva, aceita y esclavos. Un comercio en dos direcciones que conecto durante siglos estas dos mitades del mundo.
Pero entonces, ¿Dónde queda la seda? Pues bien, pese a que su comercio desde oriente fue constante durante toda la etapa en que esta ruta estuvo en uso, su fama, y también el nombre, viene de los tiempos del Imperio Romano.
En aquella época, tanto por su precio como por su calidad, la seda estaba considerada un artículo de lujo. Se asociaba sobre todo con el libertinaje, por los vestidos con transparencias que llevaban las mujeres. Aunque no eran las únicas. De hecho, el mismo Octavio, en su guerra contra Antonio y Cleopatra, menospreció y criticó públicamente a sus adversarios por la inmoralidad que suponía vestir seda china. Como os decía, asociada al libertinaje.
Sin embargo, pese a que una parte de la sociedad más conservadora siguió criticando su uso, su popularidad en Roma nunca decayó. Está moda sobrevivió incluso a la división y caída del imperio. Ya en épocas del imperio Bizantino, su uso seguía siendo muy vigente. Aunque su precio era cada vez más desorbitado. De hecho, el emperador Justiniano (nos encontramos ya en 550 d.C), harto de pagar las enormes sumas que pedían los Chinos, envío a dos emisarios disfrazados de monjes a China para robar los gusanos de Seda y llevarlos hasta occidente. Empezando con lo que sería a partir de entonces la industria bizantina de la seda.
Sin embargo, y como siempre, todo tiene su final.
Caída de la ruta de la seda y sus consecuencias
Pese a que había sido durante la dinastía Tang china cuando la ruta de la seda alcanzó su máximo apogeo, fue la inestabilidad de esta misma dinastía la que también inició su declive. Al perder poder militar, cada vez pudieron garantizar menos la seguridad de los caminos y esto afectó negativamente al comercio. Además, durante la siguiente dinastía, los Song, entre el 960 y el 1200 d.C, China experimento una serie de conflictos internos y también externos que debilitaron su influencia en el comercio. Y aunque con la llegada del Imperio Mongol en el siglo XIII inicialmente hubo un nuevo florecimiento de la ruta, su posterior fragmentación y la violencia asociada a las invasiones mongolas también afectaron la estabilidad de estos intercambios. En resumen: a menos seguridad, más riesgo, y menos comerciantes se aventuraban a recorrer la ruta de la seda.
Y es que, a partir del siglo XV, aunque sus causas venían ya de siglos anteriores), convergieron una serie de situaciones que hicieron que la ruta de la Seda entrara en un proceso gradual de declive y perdida de influencia
Otro de los factores que también llevó este declive fue el auge de las rutas marítimas alternativas. A partir del siglo XV, los avances en la navegación y la exploración europea abrieron nuevas rutas comerciales por mar que conectaban Europa directamente con Asia. Lo que evitaba las largas y peligrosas travesías terrestres. Los viajes de exploradores como Vasco da Gama, que encontró una ruta marítima a la India alrededor del Cabo de Buena Esperanza, proporcionaron una alternativa más rápida y también más barata para el comercio entre Europa y Asia.
Por supuesto, el descubrimiento de América por Colón en 1492 también lo cambio todo. Desvió la atención europea hacia el Atlántico y las riquezas del Nuevo Mundo. El comercio de especias, seda y otros productos asiáticos comenzó a desplazarse de las rutas terrestres de la Ruta de la Seda a las rutas marítimas controladas por potencias europeas como Portugal, España, y más tarde, Holanda e Inglaterra. Todos estos países establecieron puestos comerciales y colonias, tanto en Asia como África, monopolizando gran parte del comercio que anteriormente se realizaba a través de la Ruta de la Seda.
Además, la caída de Constantinopla en 1453 ante el Imperio Otomano, marcó otro golpe significativo para la Ruta de la Seda. Constantinopla (hoy Estambul) había sido un importante centro de comercio y un puente crucial entre Asia y Europa. La conquista otomana y el control subsiguiente sobre las rutas terrestres hacia Europa complicaron. Y también encarecieron el comercio para los mercaderes europeos, acelerando a la vez el cambio hacia las rutas marítimas.
Y aunque la Ruta de la Seda nunca desapareció por completo y continuó siendo utilizada en menor medida, su papel como la principal arteria de comercio entre Oriente y Occidente disminuyó de manera muy considerable.
Sin embargo, su legado aun perdura. Y de hecho hay muchos países que podemos visitar, donde conocer los restos y el impacto que la ruta de la seda tuvo en su momento. Tanto en sus ciudades y territorio, como en su cultura.
Los países de la Ruta de la Seda
Y es que al fin y al cabo, no solo la seda, sino todos los productos y también ideas que se movieron a través de esta ruta comercial tuvieron un impacto enorme en todos los territorios a los que afectó. De hecho, son todos estos países de los que hablaremos ahora los que tenéis que visitar si queréis conocer los vestigios y la auténtica ruta de la Seda. Empezando por supuesto por China, el punto de origen desde esta ruta.
China
El gigante asiático experimentó un crecimiento económico muy importante gracias al comercio de seda y el resto de productos. Además, estos beneficios permitieron a las diferentes dinastías financiar los grandes proyectos que aun hoy en día podemos visitar. Como la Muralla China o el Gran Canal, además de ayudar a mantener los ejércitos que protegían las rutas comerciales.
Los chinos además recibieron de vuelta no solo mercancías, sino también ideas. Gracias a la ruta de la seda y el contacto con los territorios colindantes, el Budismo entró en China desde la India, y tuvo un gran impacto tanto en la cultura como en la filosofía y el arte chinos. También se importó la tecnología del vidrio romano, así como las técnicas persas de trabajo del metal. Todo ello, avances que ayudaron al desarrollo y el progreso del China.
Impacto de la Ruta de la seda en Asia Central
Si seguimos hacia el oeste, lass regiones de Asia Central, lo que hoy son los países de Uzbekistán, Kazajistán, Turkmenistán, Kirguistán y Tayikistán, fueron puntos de tránsito cruciales en la Ruta de la Seda. De hecho, algunas de las ciudades más características de un viaje para conocer el corazón de la ruta de la seda son justamente a Uzbekistán. Ciudades como Samarcanda, Bujará y Merv (esta última en el actual Turkmenistán) se convirtieron en centros comerciales y culturales fundamentales para el desarrollo de la ruta. Se trataba, por un lado de oasis en medio de un territorio desértico, pero no sobretodo eran un punto medio del camino. La ruta de la seda hizo que estos centros comerciales prosperaran y crecieran. Lugares seguros donde se hicieron muy característicos los llamados caravanserai, un tipo de posadas donde las caravanas comerciales podías descansar, recolectar suministros e incluso comercial.
Si me preguntáis por esta zona, por facilidad y patrimonio, para comprender el impacto de la Seda en Asia Central, lo ideal es visitar Uzbekistán y Kirguistán.
Impacto en Persia (Irán)
El Imperio Persa, especialmente bajo los la dinastía sasanidas, como hemos visto antes, tuvo un papel fundamental en la Ruta de la Seda. Además de aportar la estructura (el camino persa que hemos visto antes), también se beneficio enormemente de su posición estratégica entre Asia y Europa. Ciudades como Nishapur, en el Jorasán, o Rey, en el actual Teherán, desarrollaron su cultura urbana en parte gracias a este punto central. Igual que Yazd, un punto clave en desierto que servía como refugio para los viajeros.
Además, gracias a esta ruta, los persas exportaron su influencia en el arte y la arquitectura en muchos territorios de la región, así como la religión zoroastra. Por supuesto, aquí no hay duda, para explorar esta parte de la ruta, Irán es vuestro destino. La gran persia. No necesita presentaciones.
Impacto en el Mundo Islámico
Si seguimos avanzando hacia el oeste, y también en el tiempo, con la expansión del Islam en el siglo VII, el mundo islámico se convirtió en un otro importante actor de la Ruta de la Seda. Ciudades como Bagdad, Damasco o El Cairo se convirtieron en centros comerciales y culturales clave la extensión comercial de todos estos productos.
De igual manera que en el resto de casos, también el intercambio cultural y científico fue muy importante. Los musulmanes tradujeron y preservaron obras científicas y filosóficas que provenían de Grecia, India, China o Persia, además de contribuir con sus propios avances en campos como la medicina, la astronomía o las mátemáticas. Avances que a la vez, se expandieron también por el resto de países influenciados por la ruta.
Impacto en el Imperio Romano y Bizantino
Por último, en el otro extremo de la Ruta de la Seda, el Imperio Romano y posteriormente el Imperio Bizantino fueron grandes beneficiarios, tanto del comercio de seda, como de otros bienes orientales.
La seda china, como hemos visto, se convirtió en un símbolo de lujo y estatus entre la élite romana. Además, todo este comercio y actividad impulsó el comercio y fomentó el desarrollo de infraestructuras como carreteras y puertos en el todo Imperio Romano.
Los romanos adoptaron varias innovaciones tecnológicas y culturales de Oriente, como las técnicas de cultivo y el uso de especias en la cocina. Además, el cristianismo, que se originó en el Medio Oriente, se propagó también a través de las rutas comerciales y acabó estableciéndose como la religión dominante en el Imperio Romano.
Para conocer esta parte, lo ideal es visitar Estambul, la antigua Constantinopla y capital del Imperio Bizantino.
Pero como siempre os digo hay más, mucho más de lo que un artículo puede acercarnos a conocer. La ruta de la seda representa más que una simple conexión comercial. Se trató, y sigue tratándose, de una de las expresiones más genuinas de nuestra especie: la de viajar y conocer. Explorar, compartir e intercambiar. No solo mercancías, sino ideas, maneras de ver el mundo y la existencia humana.
Como siempre, espero que os haya gustado. Si os ha resultado útil o creéis que le puede servir a alguien, podéis compartirlo con vuestros amigos. ¡También, os animo a que os paséis por el canal de Objetivo Horizonte, donde encontraréis videos sobre viajes y lugares del mundo!